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El cuadro de mando integral (CMI), también conocido como Balanced Scorecard (BSC) es un modelo de gestión estratégica que permite a las empresas tener una visión general, conjunta e interrelacionada de los distintos objetivos de la empresa. Para ello, esta herramienta se apoya en una serie de indicadores (tangibles e intangibles) que permiten ligar los objetivos de la empresa con planes de acción concretos.
Los CMI son herramientas de control empresarial orientadas a la monitorización de los objetivos de la empresa y de las diferentes áreas de negocio a través de indicadores. Es por ello que muchas veces se identifica al CMI con una solución software, lo cual no es del todo correcto, puesto que, aunque se trata de un método con una clara orientación informática, se trata en realidad de un sistema de gestión muy amplio e influyente en la implantación de la estrategia global de la empresa. Haz clic aquí para descargarte la guía gratuita «El Cuadro de Mando Integral – Balanced Scorecard» gratuitamente.
De manera sintética, un CMI consistiría en un sistema de gestión estratégica dividido en seis fases o etapas:
- Formular una estrategia empresarial clara y consistente y comunicarla a la organización de la empresa.
- Definir los objetivos estratégicos y operacionales a través de la selección adecuada de los indicadores más representativos y eficaces.
- Coordinar y relacionar los diversos objetivos de las distintas unidades organizacionales o departamentos de la empresa.
- Ligar esos objetivos a acciones concretas.
- Identificar y coordinar las iniciativas estratégicas necesarias para llevar a cabo esas acciones.
- Sistematizar y medir las acciones llevadas a cabo, proponiendo sobre la marcha las acciones correctivas oportunas.
Las ventajas del CMI
La principal ventaja del CMI, y que además constituye su elemento diferencial y característico respecto a otros modelos o herramientas de gestión, radica en que permite alcanzar una visión mucho más global y completa de la gestión estratégica de la empresa, permitiendo la identificación de objetivos e interrelacionarlos con los intereses generales de la organización.
La visión global afecta también a los indicadores utilizados, los cuales van más allá de los aspectos exclusivamente cuantitativos o tangibles (número de ventas, rentabilidad), valorando también aspectos igualmente importantes en el medio y largo plazo como: la satisfacción de los clientes, la gestión ambiental o el bienestar de los empleados.
La amplia visión y variedad de perspectivas de los CMI, posibilitan la consecución de una serie de variados e importantes beneficios:
- Relacionar los objetivos de los distintos departamentos y alinearlos con la estrategia de la empresa, la cual puede enfocarse en la dirección deseada: ganar más cuota de mercado, alcanzar el liderazgo en su sector de actividad, internacionalizarse, etc.
- Clarificar la estrategia de la empresa y concretarla mucho más, pasando de una mera declaración de intenciones a la definición de objetivos concretos, asociados a las acciones específicas para lograrlos.
- Planificar y definir objetivos realistas, ya que están basados en la medición de numerosos indicadores o factores de influencia.
- Facilita el proceso de definición de las actuaciones o acciones a llevar a cabo, simplificando además la implementación de las mismas.
- Obtener una visión de la empresa desde distintas perspectivas: financiera, punto de vista del cliente, por procesos y de aprendizaje e innovación.
- Potenciar el feedback, la comunicación interna y el aprendizaje. El CMI permite generar iniciativas, dar y recibir feedback y adquirir conocimientos sobre cómo evoluciona la empresa y el nivel de cumplimiento respecto al plan estratégico previsto.
- Se gana en inmediatez y flexibilidad. Este sistema se caracteriza por el dinamismo y la medición sistematizada y constante de indicadores para saber si se están cumpliendo los objetivos y previstos y, de no ser así, poner en marcha correcciones de forma rápida y efectiva.
- Se ayuda a potenciar la responsabilidad global e individual de todos los integrantes de la empresa y a ganar en coherencia interna, tanto a nivel de estrategia global corporativa como en las competencias, responsabilidades y funciones de cada empleado.
¿Cómo se implanta un Cuadro de Mando Integral?
Antes de empezar el proceso se debe tener muy claro que el CMI debe ser implantado a todos los niveles organizacionales. De no hacerlo así, el extraordinario potencial de esta herramienta de gestión se verá mermado enormemente, al quedar acotado a solo unas determinadas áreas o responsables. Un segundo aspecto previo es la elección, desde la etapa más embrionaria del proyecto, de distintos individuos responsables de su propia área de actuación según el rol que les haya sido asignado.
A partir de aquí, ya se puede comenzar el proceso de implantación del CMI, siguiendo una hoja de ruta con las siguientes paradas:
- Análisis estratégico de la empresa, donde se establezca un punto de partida o situación actual de la organización a todos los niveles: situación financiera, posición en el mercado y en relación con la competencia, tipo de estructura y de procesos, contexto externo, etc.
- Estudio de las necesidades de la empresa, como por ejemplo: crecimiento necesario, mejora de la productividad u optimización de los procesos y sistemas de producción.
- Señalización de las variables críticas en cada área funcional.
- Definición de las medidas a tomar y los medios de control con sus indicadores correspondientes.
- Finalmente, configuración de un cuadro de mando integral en función de las necesidades y la información obtenida. En dicho cuadro de mando integral debe constar de forma muy gráfica y clara información relevante sobre, como mínimo, las siguientes cuestiones: objetivos estratégicos, indicadores, acciones a realizar y asignación de responsabilidades.
El valor añadido del CMI
Además de ser una herramienta muy eficaz para la clarificación de estrategias empresariales orientada y alineadas a unos objetivos bien definidos y planificados, la implantación de un CMI supone un valor añadido adicional, relacionado con la visión global y, por lo tanto, más integral y cohesionada que este sistema es capaz de proporcionar.
El CMI es un modelo de gestión que se encuentra en consonancia con una economía cada vez más globalizada, sensible e influenciada por los cambios macroeconómicos y los factores externos. De manera coherente con esta visión de anchas miras y múltiples perspectivas, este sistema es muy útil para encontrar soluciones de conjunto, entendiendo las empresas como un todo configurado por la suma de sus distintas áreas o departamentos.
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