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¿Cómo planificar los objetivos para el próximo año? Metodología SMART

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Hace algunas semanas hablamos de como comenzar el año con un Balanced Scoreccard y hoy hablaremos de una de las metodologías más utilizadas por su sencillez y efectividad en el establecimiento de objetivos.

¿Qué es la metodología SMART?

El término SMART es el acrónimo de:

  • Specific
  • Measurable
  • Archievable
  • Relevant
  • Time-Oriented
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O lo que es lo mismo, un objetivo debe ser:

Específico: Cuanto más claro y simple, mejor. Si definimos una meta de forma ambigua, que puede dar lugar a interpretaciones o variaciones en el tiempo.

Teniendo en cuenta que este será el primer paso y que debería proyectarnos sobre una meta mayor, es fundamental que se defina correctamente.

Entenderás que te proyecta más en el futuro, un objetivo definido como «aumentar los ingresos del canal online» que «mejorar las ganancias».

En este sentido, no temas ser demasiado conciso. Si puedes, deberías pensar en qué, quién, cuándo, dónde y por qué de este objetivo para que los siguientes criterios caigan por su propio peso.

Medible: Aquí nos damos cuenta de la importancia del dicho: «lo que no se mide no puede crecer». Si no le ponemos una cifra, no tendremos la percepción de avance y esto nos llevará a equívocos y peor aún, a desmotivarnos en la consecución del objetivo.

Si definimos un objetivo como el ejemplo anterior «mejorar las ganancias», nos podemos llegar a quedar en una mejora escasa con suerte. Si lo definimos como «aumentar los ingresos del canal online un 25% respecto al año anterior» tendremos una visión mucho más clara del objetivo y podemos evaluar como de cerca o lejos estamos de su cumplimiento. Esto, por supuesto, debe motivarnos.

Alcanzable: Es fundamental que el objetivo sea realista, ya que de ser excesivo, por ejemplo, únicamente conseguirá llevarnos al abandono antes de tiempo. Ni nos acercaremos.

Lo mismo ocurrirá si no cuentas con los medios para alcanzarlo. De no ser así, quizás el contar con esos medios debería ser otro objetivo a definir.

Para ello es de ayuda contar con referencias, ya sea de otras empresas del sector, de previsiones económicas o estudios de mercado que nos aporten orientación a la hora de establecer las cantidades que podrían ser razonables al tiempo que motivadoras.

Relevante: Si el objetivo no cuenta con un «para qué» mayor, no aportará nada a la organización o al empleado. De nuevo únicamente conseguirá la desmotivación al estar trabajando por cumplir un objetivo que no tiene utilidad. Cuanto mayor sea la trascendencia del objetivo, mayor será la posibilidad de desarrollar un esfuerzo extra para su consecución.

Limitado en el tiempo: Al igual que debe ser alcanzable en la cuantía debe ser alcanzable en el tiempo. Esto es fundamental, ya que un plazo extremadamente corto nos llevará al desánimo y un plazo extremadamente largo nos puede llevar a la procrastinación.

Como podemos ver, se trata de una metodología de simpleza absoluta pero de gran utilidad. En su aplicación deberías preguntarte, sobre cada objetivo: ¿Es suficientemente concreto? ¿Puedo medirlo y controlar el grado de avance? ¿Es factible su consecución?, ¿Aporta este objetivo a la consecución de un bien mayor? ¿Son los plazos acordes con la realidad?

Metodología SMART y Balanced Scorecard

Para cada perspectiva del Balanced Scorecard deberemos definir objetivos e indicadores de estos objetivos y no podemos olvidar que son objetivos que han de ilusionarnos y ayudarnos a alcanzar la meta superior, nuestra visión empresarial.

Si te das cuenta esta metodología para el establecimiento de objetivos, casa a la perfección con el fin último de un Cuadro de Mando Integral o Balanced Scorecard.

Cuando se complementan los objetivos SMART con un Plan de Acción completo instrumentado mediante un Balanced Scorecard conseguiremos no solamente el objetivo en sí, también la forma concreta de llegar a alcanzarlo gracias a las iniciativas, lo que nos permitirá ser incluso un poco más ambiciosos en la definición de estos objetivos.

Una vez definidos los objetivos SMART para las perspectivas, queda el establecimiento de los KPI y los estados de consecución de estos objetivos con base en los indicadores. Gracias a ello tendremos una representación gráfica del nivel de cumplimiento y podremos actuar en consecuencia, es decir, sabremos en todo momento que tornillo debemos apretar en el engranaje de la organización para alcanzar los objetivos.

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