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La cadena de valor y la gestión por procesos

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Gestión por procesos

Hace unos días hablábamos de la gestión por procesos en las empresas y ya veíamos sus ventajas. La más importante es la capacidad que tiene este enfoque de gestión por procesos de hacernos recuperar la orientación al cliente e identificar durante su definición qué es lo que realmente aporta valor.


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Bien, hoy vamos a ver este sistema de gestión aplicado desde la óptica de un concepto clásico del marketing, La Cadena de Valor, definida por Michael Porter en 1985.

A pesar de los años, esta visión de la empresa, con sus lógicas adaptaciones, se mantiene vigente y se complementa con la gestión por procesos.

¿Qué es la cadena de valor?

La cadena de valor es un modelo que nos permite presentar toda la organización con base en las actividades que en ella se desempeñan clasificadas según su orden y su influencia en el valor final que se transmite al cliente.

Si lo aplicamos a la gestión por procesos obtenemos un modelo mediante el que diferenciar los procesos e identificar aquellos que realmente nos generan una ventaja competitiva sostenible para someterlos a una especial atención de mejora, maximización de su eficiencia e identificar su relación con otros procesos.

De forma clásica, la cadena de valor se representa de la siguiente forma:

Este modelo genérico de cadena de valor, además de ser adaptado al sector en el que operamos y por supuesto a la organización en cuestión, ha de ser ampliado y detallado para conseguir una visión global de los procesos al completo, de forma que pueda ser un reflejo exacto de la empresa.

El proceso sería el siguiente:

1.— Identificación de los macroprocesos: son las áreas en las que podemos descomponer la actividad de una empresa. Un posible buen comienzo es el que utilizaba Porter en su modelo, refiriéndonos a las actividades primarias (logística interna, producción, logística externa, marketing y ventas y servicios) aunque, por supuesto, cada empresa es un caso único.

2.— Identificar cada uno de los procesos de la empresa, teniendo en cuenta que cada uno de ellos ha de tener unas entradas, recursos, controles y salidas, clasificándolos en función de lo siguiente:

  • Procesos estratégicos: que son los que normalmente desarrolla la dirección y le permiten fijar la estrategia y la dirección hacia la que se dirige la misma
  • Procesos clave: los que están directamente relacionados con el producto o servicio que finalmente recibe el cliente.
  • Procesos de apoyo: los que aportan recursos o apoyo a los procesos clave.

3.— Representación gráfica: una vez elaborado este inventario se hace necesario visualizarlos en un formato de diagrama de flujos, disgregando cada nivel hasta descomponerlo sin llegar a las tareas específicas que lo componen.

Hecho esto, contaremos con una visión global de los procesos por los que se compone una organización, las entradas, recursos, controles y salidas de los que se compone cada uno y las relaciones que existen entre ellos. De esta manera, la dirección de la organización será capaz de identificar qué se puede mejorar en cada uno de ellos y la implicación a otros niveles y procesos que esta requiere.

Desde ISOTools ponemos a disposición de las organizaciones las herramientas necesarias para la gestión de este tipo de sistemas de gestión, desde el conocimiento y la experiencia necesarios para su diseño hasta software específico adaptado a su empresa con el que conocer y mejorar los pormenores de su sistema de gestión en tiempo real.

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