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Cumplimiento legal

Elementos que componen la Gestión de Riesgos Laborales

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Riesgos-Laborales

Gestión de Riesgos Laborales

Ninguna actividad comercial está exenta de riesgos. Todas las actividades se enfrentan a condicionantes externos o internos que pueden interrumpir, obstaculizar, dañar o mitigar su efecto en un determinado contexto.

Durante mucho tiempo, las empresas pensaron que la mejor manera de enfrentarse a los riesgos era invirtiendo recursos para excluirlos de sus procesos internos. Es decir, se miraba hacia otro lado. El riesgo era lo indeseado, lo que amenazaba la evolución y la continuidad de un negocio, y por ello se le apartaba.

Sin embargo, la experiencia demostró que las soluciones más efectivas iban en sentido opuesto. Las empresas obtenían resultados poco eficaces cuando dejaban de lado los riesgos a los que se enfrentaban, además de entrar en costes adicionales para sanear situaciones que no estaban previstas.

Gracias a esto, el enfoque evolucionó hacia lo que ahora conocemos como Gestión de Riesgos Laborales, que no es otra cosa que el conjunto de decisiones coordinadas e implementadas de manera estratégica para dar tratamiento a los riesgos que pueden afectar el desempeño de los trabajadores de una empresa.

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Gestionar el riesgo: distintas opciones estratégicas

El cambio de enfoque supuso la percepción del riesgo como una parte ineludible de los procesos internos de una organización. Sin embargo, dado que no todos los riesgos tienen el mismo origen, naturaleza o impacto, fue necesario diferenciar las estrategias de gestión. Las tres más habituales son:

  • Mitigación: el efecto del riesgo es minimizado. Al ser inevitable, la empresa opta por reducir su impacto y gestionar sus consecuencias.
  • Eliminación: ocurre pocas veces, pero puede darse el caso de que un riesgo sea suprimido del todo. Para ello, tienen que conjugarse un plan de prevención efectivo y un estudio preliminar sobre el riesgo.
  • Reversión: además de mitigar su efecto, en este caso la empresa se centra en los efectos del riesgo y saca lo positivo de ellos. De hecho, en algunos casos, el riesgo puede llegar a convertirse en un valor añadido.

Elementos del proceso de Gestión de Riesgos Laborales

Ahora bien, en lo que tiene que ver con el proceso en sí mismo, existen tres aspectos básicos que forman parte de la Gestión de Riesgos:

1) Identificación:

Para poder determinar la magnitud de los riesgos a los que se expone una empresa, es necesario que antes se realice una identificación de los mismos. Si el riesgo no está identificado, es difícil definir cómo enfrentarlo. Este paso nace de una evaluación de las actividades comerciales y de todo aquello que las rodea. Por ejemplo, se pueden mirar de cerca aspectos como los siguientes:

  • Servicios o infraestructura del lugar de trabajo.
  • Actividades cotidianas y no cotidianas.
  • Actividades de todo el personal vinculado a la organización.

2) Evaluación:

Es el paso inmediatamente posterior a la identificación. Definido el riesgo, es preciso determinar el impacto que tiene para la organización en su conjunto. Si no lo tiene, es porque no alcanza la categoría de riesgo. En general, la evaluación de un riesgo se lleva a cabo siguiendo los siguientes parámetros:

  • Probabilidad de que ocurra en un plazo específico.
  • Probabilidad del daño.
  • Consecuencias y efectos del riesgo.
  • Nivel de vulnerabilidad de la organización.

A medida que aumentan las probabilidades de que un riesgo se haga efectivo, mayores deben ser las decisiones adoptadas para contrarrestarlos, mitigarlos, revertirlos o, en el mejor de los casos, eliminarlos.

3) Control y seguimiento:

La identificación y la evaluación de un riesgo se traducen básicamente en información útil para las empresas. En función de esta información, se implementan las distintas estrategias de actuación. Pero no basta con la toma de decisiones. Cuando el proceso de gestión se poner en marcha, cada organización debe desplegar un plan de control para que las acciones tengan el efecto esperado. El control exige la elección de equipos tecnológicos y de otros recursos para:

  • Provocar una evolución en la estrategia de Gestión de Riesgos Laborales.
  • Sustituir elementos peligrosos en la rutina de trabajo.
  • Tomar medidas para la protección colectiva.
  • Dar las instrucciones correspondientes a los trabajadores.
  • Adaptar el trabajo a cada persona.
  • Combatir los riesgos en su origen y no en sus consecuencias.

Las labores de control deben proyectarse a largo plazo y no sólo mantenerse durante el proceso de gestión. Deben ser sostenibles, planificadas y llevarse a la práctica de una forma estratégica. Cuando esto ocurre así, hablamos de una política preventiva que es asumida como parte de los principios de la organización.

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